AUSENCIA.

Hoy es un día triste y es que ya no nos haremo más fotos juntos: Yako y Yo, con el cuco, mi cuco, con lo que te gustaba a ti ser fotografiado, salir a pasear, escucharnos cerca de ti...
- ALEGRÍAAAAAAAAAAAAAAA...- te llamaba Yo cuando llegaba a casa.

Eras ese peludo con gorro de Papá Noél que nos felicitabas las pasadas Navidades en los primeros pasos de mi blog -mis primeras seguidoras seguro que te recuerdan, ¿a que sí chicas?-.

Eras mayor y tenías tus tonterías pero el trono del rey de la casa seguía siendo indiscutiblemente tuyo.

Estos dos últimos días ya no tenías hambre -con lo glotón que has sido siempre- por eso el veterinario dijo que así no podías seguir y como tú lo sabías y nos quieres tantísimo -como nosotros a ti- no querías hacernos sufrir más obligándonos a hacer un viaje a la clínica sin retorno para ti por eso te has ido desde casa, por la noche, sin hacer ruido.



Cuando nos hemos despertado ya no dormías en tu cuna, ya no estabas con nosotros.

Te hemos despedido en el chalet porque era tu lugar preferido: te gustaba tanto correr por el cesped, escuchar a los pajaritos, tumbarte al solito, ladrarles a los gatos -gggrrr..., que manía que les tenías-. Estamos seguros no, vamos, segurísimos que era donde tú hubieses elegido descansar.

Te has ido tan guapo... como siempre con tu lazo puesto y es que Cuco, no te olvidaremos nunca. No vendrá otro a sustituirte porque nos quedamos con tu recuerdo.

Gracias por haber compartido todas estos años de tu vida con esta familia.